La legislación establece de forma obligatoria la auditoría de las cuentas anuales a determinadas entidades, sin embargo existen otras muchas entidades que no tienen la obligación de auditarse, pero que sin embargo en algún momento se plantean esa posibilidad, y surge la siguiente pregunta: “no tengo obligación de auditarme pero, ¿me interesa auditarme de forma voluntaria?”
El resultado de la auditoría es la obtención de un informe en el que un tercero independiente (el Auditor) indica si las cuentas anuales de la entidad, que se depositan en los registros públicos (mercantil, de sociedades cooperativas, de fundaciones,…) y que se presentan ante los accionistas, potenciales inversores, asociados, patronos, entidades financieras, compañías de seguros (crédito y caución), acreedores o clientes significativos u otras entidades u organismos, reflejan la imagen fiel de la situación financiera de la misma.
Esto es, de forma clara y llana, que los “números” de la entidad “reflejan la realidad” de la misma de acuerdo a las normas contables y de información financiera aplicables, y si no la reflejaran el informe de auditoría indicará porqué.
Es indudable que someter a auditoría las cuentas anuales de una empresa lleva aparejado un coste económico (el precio del servicio acordado con el auditor) y de tiempo (el empleado por los administradores, directores y empleados de la sociedad auditada en atender al auditor).
No obstante, el hecho de auditar las cuentas anuales reporta otra serie de ventajas para la entidad que esta debe sopesar a la hora de tomar la decisión de auditarse de forma voluntaria:
- ) Mayor confianza en la información financiera suministrada en las cuentas anuales.
Un tercero que examine las cuentas anuales de la entidad siempre confiará más en una información auditada de forma independiente que en una no auditada. - ) Muestra de mayor transparencia y claridad.
Entendemos que una empresa auditada, frente a una que no lo está, da una imagen de mayor transparencia y claridad en el mercado, hacia sus clientes, sus proveedores, sus entidades financieras, hacia los accionistas ajenos a la gestión diaria de la sociedad, al haber sometido sus cuentas a una auditoría.
En el caso de las auditorías voluntarias entendemos que aún más puesto que al no existir la obligación legal de auditarse, aun así, deciden hacerlo voluntariamente. Es, en parte, una declaración de intenciones de los accionistas/propietarios y administradores de la entidad respecto de la transparencia, la claridad y la calidad de la información financiera suministrada en sus cuentas anuales. - ) Contribuye a facilitar el acceso a la concesión de financiación.
La transparencia, la claridad y la confiabilidad en la información mostrada en las cuentas anuales auditadas, suele redundar en una mayor predisposición de las entidades financieras y de sus departamentos de análisis de riesgo para autorizar las operaciones financieras. - ) Puede ayudar a dirimir controversias entre accionistas mayoritarios y minoritarios, o entre accionistas que intervienen en la gestión diaria de la entidad y los que no.
En muchas ocasiones los problemas accionariales devienen como consecuencia de la pérdida de confianza en la información contable suministrada en las cuentas anuales. El hecho de que esta se verifique y audite por un tercero independiente contribuye a que dicha confianza no desaparezca y que incluso se fortaleza o disipe las dudas que se puedan originar. - ) Permite comprobar la fiabilidad de los sistemas de control interno y de evaluación de riesgos de la entidad a auditar.
La realización de una auditoría conlleva la ejecución de una serie de pruebas y trabajos entre los que se incluye la realización de una revisión de los sistemas de control interno establecidos por los administradores y/o la dirección de la entidad para mitigar los riesgos que pueden afectar a la entidad en su negocio diario (por ejemplo: riesgo de fraude, malversación de activos, evasión de controles de supervisión, riesgo de registro de transacciones de manera incorrecta o inapropiada por un uso erróneo de los sistemas de información, o por desconocimiento de cómo se registran determinadas transacciones,…)
No supone una auditoría de los sistemas y procesos de control interno, pero si una evaluación de los mismos, en el contexto de la auditoría, que puede ayudar a identificar potenciales errores que de otro modo no son advertidos.
Entre los resultados del trabajo del auditor, además del informe de auditoría, se encuentran otros informes en los que se comunican a los administradores y a la dirección de la entidad los hechos más significativos acaecidos durante la realización de la auditoría, tales como, deficiencias significativas de control interno, propuestas de recomendaciones de mejora, errores detectados, diferencias de opinión en la interpretación de criterios contables, posible fraude, etc. - ) Ayuda a mantener una cultura de calidad en el trabajo en el área financiera.
El hecho de someter a auditoría las cuentas anuales de la entidad supone que el personal encargado de las labores administrativas, contables y financieras con impacto en las cuentas anuales afronten la realización de su trabajo con una cultura de calidad en la medida en que el auditor al realizar la auditoría evaluará, de forma indirecta, su trabajo.